Monday, June 22, 2009

Sentimental journey









Dear All,

Como muchos de ustedes saben, estoy trabajando en la apertura de dos nuevas estaciones para SKY AIRLINE, namely LA PAZ y LIMA, lugares donde he tenido que viajar y pasar períodos prolongados de tiempo.

Primero abrimos LA PAZ el 01 de junio de 2009 y ahora estamos trabajando a full, en LIMA, sin una fecha determinada en el horizonte.

Ambas localidades nos traen muchos recuerdos y yo no pude dejar de recordar alegrías y dolores en estos días.

El Ilimani estuvo siempre despejado, como queriendo reconciliarse conmigo después del dolor causado y se esforzó en mostrarme toda su belleza imponente y misteriosa.

Mi memoria me llevó a buscar a Bernardo Guarachi Mamani, con quién finalmente logré hablar. Me atendió la llamada con mucha amabilidad y humildad, pese a ser un hombre famosísimo en Bolivia, después de haber logrado vencer la cima más alta del mundo (Monte Everest) y ser el primer boliviano en lograrlo.

Se acordaba perfectamente de todos los detalles que nos llevaron a conocernos y le hice llegar el cariño y el respeto de cada uno de ustedes. Lo invité a comer al hotel donde yo me alojaba, pero no llegó a la cita y tampoco me acompañó en la inauguración de nuestro primer vuelo, como hubiese querido. No fue un desaire sino más bien una manifestación de su gran sencillez.

Bernardo es un gran hombre que ama a su tierra y forma parte de las más altas cumbres de las montañas del mundo. No en vano le dedicaron un sello postal que él no menciona.

Luego tuve que viajar a LIMA y no pude dejar de ir a visitar nuestro querido HOTEL BOLÍVAR.

La puerta por donde solíamos entrar hoy está clausurada y se entra por la puerta principal del hotel, que da a la maravillosa plaza San Martín. La fachada del hotel y todos los edificios alrededor han sido restaurados y están hermosamente iluminados y forman parte de los circuitos turísticos de noche, junto a la plaza de Gobierno, lo que hoy llaman el centro histórico de LIMA.


El lobby del hotel está igual y mantiene vivo el recuerdo de todos nosotros en esos espacios.

Luego los ascensores abrieron sus puertas para saludar mi llegada y las escaleras se adornaron con dos novias que entregaban sus vidas a sus "Príncipes Azules".

La glorieta está igual de linda, sin tantos muebles, donde sus pasajeros revisaban correos electrónicos en sus laptops.

De ahí me fui al bar y pedí una CATEDRAL y me atendió un hombre mayor, que tenía 40 años trabajando para el hotel. Recordaba los tiempos de BI y cuando le pregunté por la "señora Constanza" me dijo "¡Sí, la camarera! Ella ha fallecido hace muchos años ya." La recordaba perfectamente como la mujer buena que fue.

Muebles, rincones, maderas y olores me acompañaron mientras disfrutaba de mi CATEDRAL junto a Pamela, que tuvo la paciencia de escuchar mis viejas historias.

Finalmente nos fuimos del hotel mientras quedaban atrás los más lindos recuerdos de un trabajo que nos ha marcado a todos de diferentes maneras y donde el Hotel Bolivar fue testigo de muchos de nuestros sueños.

Ya les seguiré contando mis experiencias ahora que tengo que abrir una nueva estación en la Ciudad de los Reyes.

Con el cariño de siempre,

Hugo Donoso Palacios